Abanicar las abejas.

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¿Es legal vivir dentro de un piano? ..Y me llamo Fernanda. (:

9.25.2011

Caminabas.

Caminabas, corrías. Caminabas y de lejos te oía, te veía, cada martes, cada jueves, te esperaba, me llamabas, caminábamos, marcabamos las huellas en el barro, tu nombre en el millón de cuadernos que recibí ese año, la cámara libre de fotos tuyas y de sentimiento insoluble. Decía yo. Creía que te tenía, creías que me tenías. Los días pasaron y me cambié de casa, pasaba los días en la calle esperando verte hasta que un día de verano lo logré, conocí a tus amigos que casi dos años después saludaría como si fuera la primera vez. Ese año, inundado de médicos, doctores especializados en materias que nunca entendí, diagnósticos apresurados, errados, y el único real era que te amaba tanto como para no odiarte por quererlas a ellas. Conté estrellas. Pedí deseos. Te extrañé, y ese sábado no me despedí de tí. Era tu cumpleaños. Y me marché. Escuché la misma canción durante todo el viaje a casa. Las semanas pasaron. Los meses también. Me recibiste con esa sonrisa fría. Yo torcí la mía. Y la verdad es que el problema es.... que a ti te perdonaría mil veces lo que a él nunca podré.

2.10.2011

OLVIDARME DE TU TONTERA

Maldición. Demasiado amor para tan poco corazón. Rayos truenos relámpagos y un café para dos. O para tres, como quieras, como te convenga. Con un beso en la frente para ellos y en la boca para ellas.

1.16.2011

Inconcluso (o sea te falta final).

Ayer me fui al mar. Sin un peso ni bolsas que acarriar, me fui con una sandía en la cabeza para alivianar el peso y la conciencia; me fui con el frío el hambre y los sueños que me haces bostezar. No me deduzcas oveja negra y fantasmas purpúreos, cuando eras para mí nada más que la silueta oscura negra y lejana, cuando necesitabas quebrar esa anatomía perfecta para sentirte real, verdadero, derramar esa sangre que fluye y vivir adentro tuyo pequeño cuerpo desvalido desprotegido, ¡agh! sí esa silueta, sabes, ya no hay nadie que le robe el frío a mis pies ni a mi nariz ni a mis manos estas mejillas. Las olas que llegan a la orilla porqué miras así se acompasan con la manera en que suspiro cuando digo tantos días de comer sushi y pizzas contigo que ya me estoy aburriendo de esa comida refinada que como todos los días, que me estoy aburriendo de esas melodías que me invento cuando no me ves, que me aburro del agua que no cae de tu ducha del tacto que no sale de tu piel...

5.22.2010

Mag-da-le-na

Soy una sombra, un fantasma, una muestra de. Siempre llegas en la tarde y me dices uh qué maravilla, en esta casa no entra una mota de polvo, soy el polvo y los malditos ácaros que soplas cuando juntas tus labios en forma de o. Y después te pones a cantar y sube alto tu voz y choca con los ácaros que son arácnidos y desafinas y te recuperas y sientes vergüenza y terminas en o. Mag-da-le-na. Y ahora estás con pupilas dilatadas tan puras porque te envuelve el frío en las mañanas de invierno y se te acabó el café porque hace tiempo que no viene y para qué comprar café si es lo único que te queda de él porque él tomaba café cuando preferías té verde del chino y ahora no entiendes por qué Magdalena, por qué. Tienes la piel tan blanca, Magdalena ni un rubor ni un carmesí flotando por tus mejillas y tu silueta tan bien cubierta por esa polera XL que hace días que no te sacas como el cigarrillo de la boca. No sé, Magdalena, me gustaba nuestro árbol cuando me saludabas porque yo siempre estaba ahí cuando tú pasabas y me decías hola cómo estás y yo hola Magdalena y no decía nada más porque tu nombre es raro y largo y complicado pero me gusta. Complejo largo raro complicado como tú Magdalena, no te entiendo, Magdalena, encuentra las palabras y como tu Magdalena, por mi Magdalena, por mí Magdalena.

El gato siempre dispara la antena de la tele para que veas tele con puntos y rayas blancas negras y grises que dicen sh-sh-shshshshsh que molesta puaj, qué asco puaj, a nadie le gusta el sh-sh-shshshsh que tira la tele cuando el gato dispara la antena con las patas traseras. Shshsh cállate yo sé que querías que me callara pero oye el polvo no habla y shshsh. Mag-da-le-na. El temple de tus movimientos cuando miras la ventana y dices, oh rayos, demonios, parece que te extraño y le escupes a la planta que está al lado que es de una prima de la marihuana que compraste en un galpón de esos artesanales donde venden puras porquerías con lana y alpacas y marihuana y pitos y drogas así qué asco puaj y nadie se lava el pelo como hace dos años tres meses o algo así puaj. Levantas los brazos y la perspicacia de tus ojos Magdalena, tus brazos los extiendes alto para tocar el techo y que tus pies no toquen el suelo, ni la tierra ni nada pero apenas alcanzas la lámpara y apenas porque es de esas con mil tonteritas aparatosas, ostentosas, dramáticas. Dramática, Magdalena, una ocasión un arrimo un alcance, Mag-da-le-na.

*

Y este texto va para Quinn/Steck porque, bueno, ella sabe por qué. Es que Magdalena es un temón po.


5.15.2010

Multiplicartusmiedos

–Coleccionaré el sabor de tus abrazos y tus miedos. Los ojos de leche y menta y tus pestañas frías. Voy a estar tan lejos de estas memorias que las murallas cuando hablen silenciarán tu revólver apocalíptico. Cuando cuelgue los copos de nieve; las ramas congeladas quebrarán los girasoles del jardín. Tocaré mi música con una escoba. Con un cachivache y un plumero. Las cajoneras, las arañas, las bolsas de papel arrugado para esconder tu semblante. Las escalinatas de tu quicio las subes pensando en bajar y las caes pensando en correr. La casa de las cartas que te caen sobre-la-cabeza. Te dije, las hadas de pelo índigo frenético de verdad se devoran tus deseos. Desperté con la repentina sensación de haber perdido mi mente, mis alas y el junco de tus suspiros. Los rieles te arrojan aquí. Desde el balcón soplamos burbujas y exhalamos las gotas decadentes. Cuando se derrama la medianoche sobre las almohadas, la tendencia a desmoronarse siempre es la misma.

4.23.2010

dESORDEN MENTAL.

Las luces la encandilaron, caminar la calle lento con los audífonos en la cabeza demente y la mirada perdida, regresa tan pronto a su casa a hundir sus zapatillas en el césped húmedo y acordarse, es el aire frío y perturbador que la estremece, respira el fresco de verano, se pierde en las hojas secas, inconsistentes, quebradizas del otoño pasado. Otoño, otoño, otoño y esperando que la vida se desate como por arte de magia, las velas marchitas se consumen al compás de la oscuridad, se apagan las luces de la calle hasta el punto en que sólo puede escuchar sus manos lejanas enredándose en su cabello, su mente nublándose y vuelve a caminar, sus huellas dibujándose en el barro, dando vueltas por la plaza cuando las luminarias de medianoche se empañaban del viento húmedo que corría por su cuerpo.
Porque siempre había existido. Y antes que se enterara. Obvio, días azules con montones apoteósicos de hielo flotando por ahí arriba. Mucho antes de que el gato la despertara con un sándwich de lechuga en la boca. Tanto como que te cuesta salir de la faz de la mentira; pero es necesario, sal a volar que es un buen día para comerse el cielo, y sin tragarte las nubes, que después te llueven sobre mojado, y no quieres ser odiado por las nubes que piensan que las aplastaste por olvidar. Se hinchan de vinagre y alcohol y se aburren de dar tantas vueltas por las estrellas, de ser tan malditamente lunáticos, de tanto perder el tiempo soñando con el sol. Tan frustradas. Sus pinceles dibujaban la escena, deslizándose por el contorno eclíptico de una nube deforme. Ahí estaban las sábanas desordenadas y las almohadas atiborradas por allí y por allá, las cosas desparramadas por la pieza, los cuadros de un tal Lautrec amarrados a un clavo.

Hola, tanto tiempo.
Está súper inconexo, y es muuuy antiguo, pero me encanta. Gracias, adios.

1.13.2010

Cenizas noctámbulas cayendo por sus ojos gélidos de estupor mientras la marea los consumía. Juegos de naipes y azar, consuelos volátiles para almas sofocadas. Labios adormecidos y ojos sonámbulos esperando los tréboles, crecer. Sus manos cansadas, y llenas de arena enclaustrándose en aquel carrusel de búhos multicolores, obviando el vaivén acuático, olvidando... Su mano izquierda caía de nuevo dentro del paquete de papas fritas, diseminándolas, seleccionándolas caprichosamente, llevándoselas a la boca una vez más. Paseos anacrónicos intentando asfixiar lo insoluble, ajedrez monocromático en blanco y negro. Recuerdos claustrofóbicos intentando escapar. La rabia, cómo se había atrevido a soñar tal mentira.