El gato siempre dispara la antena de la tele para que veas tele con puntos y rayas blancas negras y grises que dicen sh-sh-shshshshsh que molesta puaj, qué asco puaj, a nadie le gusta el sh-sh-shshshsh que tira la tele cuando el gato dispara la antena con las patas traseras. Shshsh cállate yo sé que querías que me callara pero oye el polvo no habla y shshsh. Mag-da-le-na. El temple de tus movimientos cuando miras la ventana y dices, oh rayos, demonios, parece que te extraño y le escupes a la planta que está al lado que es de una prima de la marihuana que compraste en un galpón de esos artesanales donde venden puras porquerías con lana y alpacas y marihuana y pitos y drogas así qué asco puaj y nadie se lava el pelo como hace dos años tres meses o algo así puaj. Levantas los brazos y la perspicacia de tus ojos Magdalena, tus brazos los extiendes alto para tocar el techo y que tus pies no toquen el suelo, ni la tierra ni nada pero apenas alcanzas la lámpara y apenas porque es de esas con mil tonteritas aparatosas, ostentosas, dramáticas. Dramática, Magdalena, una ocasión un arrimo un alcance, Mag-da-le-na.
5.22.2010
Mag-da-le-na
5.15.2010
Multiplicartusmiedos
–Coleccionaré el sabor de tus abrazos y tus miedos. Los ojos de leche y menta y tus pestañas frías. Voy a estar tan lejos de estas memorias que las murallas cuando hablen silenciarán tu revólver apocalíptico. Cuando cuelgue los copos de nieve; las ramas congeladas quebrarán los girasoles del jardín. Tocaré mi música con una escoba. Con un cachivache y un plumero. Las cajoneras, las arañas, las bolsas de papel arrugado para esconder tu semblante. Las escalinatas de tu quicio las subes pensando en bajar y las caes pensando en correr. La casa de las cartas que te caen sobre-la-cabeza. Te dije, las hadas de pelo índigo frenético de verdad se devoran tus deseos. Desperté con la repentina sensación de haber perdido mi mente, mis alas y el junco de tus suspiros. Los rieles te arrojan aquí. Desde el balcón soplamos burbujas y exhalamos las gotas decadentes. Cuando se derrama la medianoche sobre las almohadas, la tendencia a desmoronarse siempre es la misma.